La llama de la vela ya se apaga, dejando oscura mi guarida, oigo las gotas de lluvia golpeando mi ventana, hacen una extraña musica que ahoga mi mente en eternos recuerdos.
Lentamente cierro los ojos temiendo no volverlos abrir.
De pronto entro en una pesadilla, Contengo mi respiración, es un presente que no me deja descansar, un presente que encadena mi pasado y cierra las puertas del futuro, se mezclo en mis sueños sin dejar escaparme de el.
Es trágico y temido pero con el e de aprender a sobrevivir.
Un montón de sombras me atrapan en un circulo, las temo y deseo su marcha, pero al verlas alejarse me siento mas solo.
Tras verlas alejarse me encuentro en una oscura grieta, en un oscuro rincón.
Pellizco mi cuerpo intentando escapar de aquel lugar, de aquel zulo, de aquella pesadilla tan real.
Tras unas cuantas horas de angustia consigo despertar.
Mi sudor frío bañaba mi cara, mis ojos se marcaron en la nada, manteniendo mi mente en esa angustiosa respiración, en aquella lucha por hallar un oxigeno que siento lejano, casi en torno a un ataque de ansiedad mi mano busco un arma con cual poderla combatir , atrapo una cuchilla con la que después jugaría, dibujando un surco en una estúpida muñeca, mientras una lágrima caía perdida... Acabo desapareciendo en la linea de mi barbilla, suicidándose... Callendo en un charco de sangre que mi mano desprendía, ella estaba luchando con la gravedad intentando tocar el suelo, pero volando al no poderse despegar de mi cuerpo sepultado en una vieja cama, cual sus muelles estaban dando de si, alguno incluso sobresalía del colchón.
Enterrado en un zulo que asta en mis sueños se hizo presente con la cobardía de la vida, y la valentía de la muerte... A la oscuridad hoy me entregaba, con una lágrima perdida y un charco de sangre que la negra habitación donde descansaba mi cuerpo inerte teñia de un hermoso color rojo .... Que aunque fuera ironía de vida la llenaba.
Y vaciando mi aliento, viendo como poco a poco mi respiración se perdía.
Deje una carta de despedida que con el latir de mi corazón desaparecía... No fue escrita y por tanto en mi mente se refugiaba pero ya era tarde para entregarla y seguirá viviendo la mentira pues esta hermosa confesión no decidió delatarse.
A mi tumba me llevare cuanto te podré amar.
Mi espíritu comenzara a chillar cual fue la pena que de su cuerpo lo separo, el dolor que no pudo superar y atado a la tierra se quedara intentando confesar.
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