en lo alto de una montaña se hallaba un dulce bosque, que cuando la luz iluminaba sobre el se veía un hermoso paisaje... arboles con troncos rojizos ojas naranjas y ríos de agua rosa, la tierra donde crecían aquellos arboles era bastante extraordinaria ya que eran motas de zafiro y oro, por eso se admiraba en el paisaje ese toque brillante de un azul dorado.
pero al caer la noche retomaba una sensación oscura, los troncos se observaban negros, las ojas grisacias, los ríos rojos sangre, y la tierra se admiraba de un color azul oscuro brillante que aparte de aportar al lugar un toque de tierra sagrada aumentaba la sensación de terror aquel que estuviera en ese lugar.
en mitad del bosque se encontraba una pequeña aldea, donde en unas de sus pequeñas casas se encontraba la ultima bruja que se hallara con vida, pues todas fueron ya quemadas en la hoguera.
aquel lugar sagrado, no era nada mas que la morada de una dulce bruja que tan solo intentaba ayudar al mas necesitado.
aquella bruja siempre estaba juntando pócimas y elixires para los pocos habitantes que habían en aquella aldea, no soportaba ver a la gente sufrir. ella sabia que por mas ayuda que ofreciera, no podía evitar que tuvieran el deseo de sacrificarla, no importara cuanto dijera que mal alguno no pretende hacer, pero el ser humano y su ambición por ser superior a cualquier ser existente seria capaz de exterminar a cualquier raza que fuera superior a la suya y no entraran en sus dominios poniendo la palabra de que así lo ordeno su dios.
aquella noche la bruja se disponía a conjurar y a si sellar un nuevo elixir para aquellas personas humildes que convivían junto a ella, sin culpar la de las desgracias que ocurrieran, como en los demás lugares donde ella vivió ya hicieron anteriormente.
de pronto una vela de color rosa que tenia encendida durante la ceremonia, su llama empezó a crecer hasta el punto de llegar aproximadamente un metro de alto.
mientras tanto en el exterior, las personas salían de sus casas para observar el misterio que ocurrió en esa noche, ya que dos lunas se posicionaban en el cielo.
de esto no se entero aquella joven bruja que estaba observando aquella enorme llama, que poco a poco iba tomando forma humana, de una hermosísima dama cual con cara de necesitar ayuda le dejo unas palabras, un pequeño mensaje que decía "necesito que me liberes pues yo la princesa del fuego estoy en peligro" la llama inmediatamente fue disminuyendo rápidamente asta el punto de desaparecer y así dejar un pequeño humo flotar libremente por la habitación asta convertirse en parte de la nada.
entonces la bruja sin pensárselo dos veces, cogió un pequeño pañuelo donde fue posando todas aquellas cosas que pensaba que le iban a ser de gran ayuda en su nuevo viaje, entre ellas se encontraba su libro de las sombras, su varita, sus velas, inciensos, aceites, alguna que otra poción y elixires, etc... se ato el pañuelo en el cuello, se vistió con un hermoso vestido negro típico de una doncella de grandes sumas de dinero de la era medieval. se izo un moño dejando así caerse dos mechones ondulados de su pelo que se deslizaban por los lados derecho e izquierdo de su rostro.
la bruja sin avisar a las personas de su dulce aldea se marcho sin mirar atrás.
al despertar los aldeanos notaron la ausencia de su bruja, todos cogieron flores del bosque y la pusieron rodeando la casa, mientras lloraban su desaparición, miraban al cielo intentando culpar a algún ente superior.
mientras la bruja caminaba por la insegura tierra que la alejaba de su reino, podía observar como la fría y entumecida nieve caía sobre su rostro haciendo la recordar, aquellas injusticias que tubo que sufrir desde que descubrió su poder.
entonces enfureció el rostro se lleno de valor y se dispuso a caminar nuevamente.
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