lunes, 25 de agosto de 2014

CAMINO

Camino entre tierras inútiles, con un sabor amargo, un sabor del pasado, caigo y una bruma de arena se levanta como si se tratara de polvo.
Llevo 30 días dando vueltas, buscando llenar un vacío que dejo la falta de los alimentos y el agua, no porque me faltaran si no porque no me entraban.
Aquella rosa fue abandonando sus pétalos, a medida que iba abandonando mis recuerdos.
Iba caminando por una tierra con un sabor que no recordaba su procedencia, iba caminando esperando que me atrapara la muerte.
Caminaba sin recuerdos y sin ilusiones. Atrapado en una tierra estéril.
Cuando me encontraba en el suelo, tan solo podía respirar rápida y profundamente, con la sensación de no poder hallar el aire, con el miedo de morirme ahogado, pues ya había pasado el suficiente sufrimiento como para tener que morir sufriendo.
Entonces en ese momento se me presento la eterna y bella figura de mi madre, en un alo de luz y un enorme vestido blanco, como el de una virgen.
Ella aclaraba mis dudas, acariciaba mi cara y sanaba mi sufrimiento.
No era como la ultima vez que la vi, era mas joven y su belleza rebosaba como cuando simplemente era un niño.
Por primera vez se me saltaron lágrimas de ilusión, lágrimas que marcarían en mi corazón, lágrimas que nunca pude llegar a entender ya que fue la primera vez.
Entonces me di cuenta, de que no supe valorar lo poco que tenia hasta el gran día de mi despedida, donde había abandonado mis recuerdos al comienzo de mi camino.
Entonces sentí como por ultimo su dulce mano caliente, acariciando mi rostro, dejando un ardiente fuego que no me dañaba y cual atraía mi calma, cerré los ojos y mi cuerpo quedo inmóvil, abandonando por siempre la esencia de vivir, la esencia de soñar.
La esencia de existir, que hasta el ultimo día no pude sentir.

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