envuelvo mi cuerpo en llamas eternas,me obligo a seguir errante por esta tierra maltratada y dolorida, camino sin destino, quizás intentando sentir algo diferente, algo que pueda despertarme de este estado de trance.
con un dolor agudo, y una presión en el pecho se manifiestan los recuerdos, son mas fuertes que hace un mes, son mas dolorosos que años atrás.
no importa cuantos cuentos me cuente, nada va a cambiar.
enciendo una vela, quizás quise embocar algo, que quizás se aya quedado perdido en una tenue lagrima.
me quede admirando su llama por un instante, me quede asombrado por su eterna belleza.
entonces me pregunte, las llamas que me abrasan el corazón, las que crearon este averno después de a verme sentido en un eterno cielo donde no conseguía canalizar su final. ¿me estaría consumiendo lentamente al igual que aquella cera que iba desapareciendo de la vela?
una brisa fugaz, apago aquella llama que me mantenía hipnotizado, al ver lo rápido que desaparecía aquel hermoso fuego llegue a preguntarme, ¿por que no sera así de simple? ¿por que no con un dulce soplido podríamos apagar el fuego que nos quema por dentro?
si ocurriera de esa manera, la facilidad para superar obstáculos y perdidas, seria mas llevadera, ya que solo tendríamos que sanar aquellas malditas heridas que fueron dejadas.
pero por desgracia solamente podemos intentar sanarlas mientras están siendo creadas.
pongo una dulce melodía, de esas que no llevan canto alguno, dejando bailar mi mente, intentando alejarme de estas realidad que me tiene atrapado.
intento oler el humo de mis cenizas, quizás tanto sufrimiento, tanto dolor, al menos deje un legado de un bello olor.
la soledad cada vez mas clara, la amargura se empieza a manifestar, atrayendo con si fantasmas del pasado que me abrazan en estas frías noches.
siento como un largo brazo se entiende desde mi espalda, asta mi pecho, pero hay no había nadie.
gire la cabeza y me encontraba enjaulado entre cuatro paredes, me encontraba solitario, y con la única luz de una vela apagada.
sintiendo caricias del pasado, amargos besos que se quedaron congelados, en un hueco tan , pero tan oculto, que de noche se escapaban para recordarme lo.
la demencia se hacia fuerte y despidiéndome de mi cordura.
tan solo podía decir, otra noche me toca pasarla solo.
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