miércoles, 3 de diciembre de 2014

EL FANTASMA DE LA SABANA parte 1

Daniel era un joven emprendedor, que luchaba constantemente por mantener su negocio en lo alto, pero a pesar de sus grandes esfuerzos, cada vez tenia menos beneficios, opto por despedir a muchas personas, y la plantilla era cada vez mas y mas reducida, no conseguía salir a flote y cada vez le era mas difícil, el trabajo se le acumulaba y el tiempo de entrega estaba a la vuelta de la esquina.
Tras un duro trabajo en su oficina, Daniel se dispuso a a tomarse el culo de un vaso lleno de whisky.
Al salir, caminaba desorientado, con la chaqueta apoyada en uno de sus hombros, y con la mirada fija en el suelo.
No podía dejar de darle vueltas a tener que cerrar su empresa, dar por finalizados sus sueños y empezar a vivir como un empleado.
Cuando por fin llego a su casa, levanto por primera vez la mirada del suelo, y encontró la ventana del salón abierta.
 “pero juraría que la cerré.” Se dijo a si mismo Daniel, dejo apoyada la chaqueta en una silla, sintió un pequeño escalofrió, e instintivamente empezó a rozar las palmas de sus manos en un vano intento de calentar su cuerpo,  soltó una bocanada de aire directa a sus manos, se veía el vaho envolviéndolas y rápidamente se disipo.
Entre titiriteras, Daniel cerro la ventana, pero se pregunto por un instante, ¿como podría hacer tanto frio en su casa, si en la calle apenas lo sentía? Pero igual de rápido que apareció la pregunta se volvió a ir.
Apenas tenia ganas de cocinar, prefirió mejor hacerse un sándwich mixto y cogerse una cerveza para ver un rato la televisión antes de acostarse.
Mientras tranquilamente veía la televisión, empezó como hacer una especie de interferencias, Daniel se puso de mal humor, apago la televisión y pego una patada a la mesita que había enfrente del sofá.
Se levanto furioso mirando a todas partes de la casa, pero volvió a respirar de forma tranquila, y su rostro cambio completamente a un estado como de confusión mezclado con aburrimiento, sin dejar de mirar a todas partes de la casa como una centinela, buscando quizás que era lo que podría hacer.
No tenia nada de sueño, y pensó que la televisión estaba estropeada, así que opto por tomarse un orfidal y esperar a ver si la hacia algo de efecto, mientras que esperaba, miraba las luces de su ciudad por la ventana que anteriormente había cerrado.
Empezó a sentirse mareado, y comenzó a ver las cosas distorsionadas, comenzó aquella droga legalizada a hacer su efecto de somnolencia, que aseguraba el prospecto.
Mientras caminaba hacia la habitación, que cada vez sentía mas y mas lejos, se iba apoyando en sillas, y muebles, tirándolo todo por su paso, rompió unas cuantas figuras de viejos amantes, y unos jarrones regalados por su madre, pero finalmente llego a su destino, aunque en vez de arroparse, simplemente se dejo caer en la cama, lo que le impulso inmediatamente a vomitar en un lateral del colchón, Daniel susurro “que asco” a la vez que sus ojos, con una fuerza superior a la de dos imanes atrayéndose entre si, se juntaron.
Nunca antes le había pasado esa sensación con las pastillas, seguramente era por a verlas mezclado con alcohol, si no, seguro que estaría esperando el sueño, como acostumbraba hacer.
En el profundo sueño, Daniel empezó a ver extrañas cosas moviéndose en dirección hacia el, a la misma vez que modificaban sus formas y colores, y rápidamente los perdía de vista, su frente empezó a sudar, mientras que su rostro apretaba los ojos y movía su cabeza de derecha a izquierda, como evitando ver aquellas oscuras formas que se le representaban en el sueño.
Empezó a sentir la sensación de levitar, y eso creo un cosquilleo en su estomago, que hizo que la fuerza de los iones que unían sus magnéticos ojos se separaran bruscamente, volviendo así a la realidad, y de un golpe seco, su cuerpo volvió a caer en la cama, Daniel asustado se levanto de un sobresalto, y rápidamente se sentó en la cama, apoyando su mano derecha en el vomito que anteriormente había echado, pero ni cuenta se dio, ya que sus ojos abiertos como platos, con la mirada en el unisono, mandaba una señal a su cerebro para que la estimulante adrenalina que sentía su cuerpo, comenzara a funcionar como relajante, aunque, su cuerpo estuviera petrificado, su boca no dejaba de temblar, y su frente de expulsar sudor.
Después de unos 5 minutos aproximadamente, volvió en si, a racionar, entonces sintió una sensación espesa y mucosa en su mano derecha, al mirarla la vio empapada de vomito, no pudo evitar decir; “joder, que asco.”
se dirigió al cuarto de baño, y se lavo tranquilamente la mano, haciendo extrañas muecas de asco.
Al salir y apagar la luz, se dio cuenta que una extraña neblina iba avanzando por el suelo del pasillo, “que mal me a sentado la pastilla, ¿no estaría caducada?” sin darle mas importancia, que el pensar que la pastilla estaba caducada, se dirigió nuevamente a su habitación, donde encontró encima de su cama una sabana que flotaba, ondulándose, creando especies de olas a medida que lentamente se acercaba a Daniel.
Daniel comenzó a temblar nuevamente, pero empezó a sospechar que se estaba volviendo loco, ¿realmente se tomo un orfidal, o otro tipo de droga? Con el terror marcado en su cara, buscaba con su mirada el teléfono, ya fuera el fijo o el móvil, para llamar a un numero de emergencia y contar lo sucedido.
Entonces vio su smartphone tirado detrás del sofá, rápidamente lo alcanzo y intento desbloquearlo, pero se dio cuenta que estaba sin batería, miro nuevamente hacia atrás, y volvió a ver la extraña sabana, pero esta vez bajando sus extremos, mientras el centro se quedaba flotando y dando lugar a una figura humana, como si alguien estuviera escondiéndose debajo de la sabana.
El humo rodeo el cuerpo de Daniel, que no dejaba de mirar aquel espectro que se le acercaba, empezó a formarse dos huecos a la altura de la cabeza imitando unos ojos.
Se empezó a escuchar un sonido, como el del feroz viento golpeando las ventanas, en un frio día de invierno, pero esta vez no era el viento, era aquella blanca sabana.
Daniel, sin poder mover su cuerpo, empezó a usar la mente para enviarse mensajes de tranquilidad, haciéndose creer que todo formaba parte de el sueño que le había dado aquel extraño orfidal.
Pero realmente sabia que no era un sueño, y era lo que le impedía que su cuerpo dejara de estar en tensión.
Su oído capto un nuevo sonido, era el de un metal arrastrándose por el suelo, su vista siguió el sonido, viendo debajo de la sabana una extraña cadena, que se iba arrastrando sola.
Al levantar la vista, empezó a ver como la sabana rápidamente se empezaba a cubrir de sangre, y en menos de lo esperado, Daniel y aquel peculiar espectro,  estaban con sus rostros a menos de 3cm de distancia, a lo que Daniel  se empezó a sentir atrapado por los ojos de aquel extraño ente, que lo atrapaba como una espiral de aquellas usadas en la hipnosis, demostrándole el vació del universo, mostrando la mayor oscuridad creada, lo que todo ocupa y resulta que no es nada, aquello que carece de luz y calor, aquello que Daniel comprendía como la muerte.
El fin de la existencia.
Y la sabana se lanzo hacia Daniel, atravesándole aquel fantasma que se manifestaba dentro, dejando extendida en sus manos, la sabana que había usado, dejando desconcertado a Daniel, con un miedo interno y una tranquilidad siniestra, con una visión diferente, porque empezó a creer que aquel ente, tan solo vino para mostrarle que tras la vida, algo mas existía, pero pronto Daniel averiguaría que esa no era la autentica intención, de aquel extraño ser que en su casa esa noche se presento.